miércoles, 20 de enero de 2010

El cambio climático: una catástrofe más allá de la retórica

Una Nota Verde


Ana Verdeja




El cambio climático: una catástrofe más allá de la retórica

En los últimos años hemos escuchado muchas noticias sobre el cambio climático, un problema mundial del que todos hablan pero del que pocos saben. Lo que se escucha en las calles, en una charla de café o en una comida familiar es que el planeta se está calentando, que el hielo de los polos se está derritiendo y que esto puede repercutir incluso en la extinción de muchísimos ecosistemas; pero se habla de ello como si fuera algo del futuro y no de un suceso actual que ya nos afecta.

El cambio climático tiene que ver directamente con la poca responsabilidad que hemos tenido los habitantes de este planeta con respecto al cuidado del lugar donde vivimos, la basura, la explotación de la flora en cualquier sentido, el nulo ahorro de energía y agua y todos los excesos que hemos cometido en contra de la Tierra están comenzando a revelarse en consecuencias de proporciones catastróficas.

Este discurso de que las “consecuencias podrían ser catastróficas” va más allá de la retórica, pues es simplemente una cuestión de lógica. Muchos científicos aseguran que el cambio climático es un proceso natural que se ha venido dando en el planeta desde hace millones de años, es decir, desde su aparición misma y eso es una verdad absoluta; sin embargo, el problema crece y se acelera gracias a la mano del hombre que lo habita, lo transforma y finalmente lo descuida; por lo tanto, ese “proceso natural” del cambio climático, ha dejado de serlo y se ha convertido en un asunto de orden mundial difícil de solucionar y revertir.

La lógica es así de simple: si el planeta se está calentando por cualquier razón (ya sea que intervenga la raza humana o no) habrá variaciones en muchísimos aspectos, empezando por el derretimiento de los polos lo cual traerá consecuencias que los propios científicos no pueden prever; por ejemplo el cambio de los patrones de lluvia y viento que el planeta ha experimentado y registrado desde hace miles de años hasta hoy; ese “simple” hecho podría convertir a todo un pueblo que habita en zonas de tierra fértil en un desierto seco en el que seguro había hambruna y enfermedades.

El aumento en el nivel del mar sería otra consecuencia que haría desaparecer islas y zonas costeras bajas y así, podríamos enumerar cientos de resultados negativos como que un pequeño aumento en la temperatura traerá enfermedades como la malaria, cólera, dengue; además de sequía y muertes.

Ahora bien, el cuestionamiento es ¿hasta dónde el hombre ha sido responsable de este desorden?, ¿hasta dónde cada uno de nosotros ha afectado el orden natural? Es ese el dilema ético que permea en las discusiones actuales sobre la solución de lo que hoy se conoce como cambio climático ò calentamiento global; aunque hablar propiamente de una solución es muy arriesgado; simplemente de lo que se trata es de crear en la población mundial una conciencia sobre el daño que le hemos infringido a la Tierra.

Hoy por hoy, cientos de asociaciones civiles, organizaciones mundiales, gobiernos, industria privada, etcétera, han comenzado a entender que el daño es real y que el trabajo debe ser diario y de todos. Desde la época de la Revolución Industrial hasta la fecha, la temperatura del mundo ha aumentado 0.5 grados centígrados, es decir, se ha comprobado que la industrialización del mundo ha tenido un alto costo ecológico cuya factura debe comenzar a ser pagada tratando de disminuir acciones que produzcan dióxido de carbono (CO2), de lo contrario, los niveles en la atmósfera llegarán a duplicarse, comparados con la época preindustrial, durante el siglo XXI.



Y a pesar de todo ello, el Planeta se ha mantenido benévolo pues varios procesos naturales parecen actuar como moderadores, por ejemplo el océano actúa como reserva, donde el dióxido de carbono se disuelve como tal y como carbonatos y bicarbonatos. Un aumento del dióxido de carbono en el aire, actúa como estimulante del crecimiento vegetal.



México se suma a las acciones por el cambio climático



Al igual que en muchos países del mundo, México también ya está ejerciendo acciones urgentes que tienen como objetivo la disminución de los riesgos por el cambio climático, pues a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el gobierno mexicano informó que a partir del 2010 todos los estados del país contarán con un programa educativo que ayude a los alumnos a comprender y concientizar sobre la gravedad en esta materia, además de ayudar a combatir la emisión de gases contaminantes.



El coordinador general del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable de la dependencia federal, Salvador Morelos Ochoa, destacó que ya se cuenta con ese programa en 15 estados, por lo que se espera que el próximo año todos los estados implementen esas acciones en las instituciones educativas.



A través de una campaña denominada “Reduce tu huella” se dio inicio a un plan de acción que tuvo su presentación en una importante universidad privada de este país, en donde se aclaró que este mecanismo que ya impulsa la Semarnat es independiente de las acciones estatales en el combate a este problema.



Morelos Ochoa sostuvo que en la Semarnat el cambio climático es el eje central que impulsa a través de la educación y formación ambiental. Indicó que esa labor se efectúa a través de las instituciones de educación privada y pública, apoyándolas con capacitación y orientación profesional para que se involucren en acciones ambientales.



Asimismo, la dependencia trabaja con la Secretaría de Educación Pública (SEP) mediante capacitación y publicaciones, a fin de crear conciencia en la comunidad educativa.



“Lo que queremos es visibilizar la importancia que tiene el trabajo educativo, porque no basta con las medidas políticas o técnicas si no cambia la población, si no cambian nuestras pautas, si no cambian los valores que nos llevan a consumir y utilizar racionalmente los recursos naturales”, sostuvo.



Destacó que 45 instituciones de educación superior han establecido sistemas de manejo ambiental y manejan adecuadamente sus residuos, sobre todo peligrosos, además de que están implementando cuestiones ambientales en sus planes de estudio.



Entre ellas ejemplificó el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, que incluso han recibido reconocimientos por establecer sistemas de manejo ambiental importantes.



Así pues, en un evento en Bankok, el gobierno mexicano representado por Fernando Tudela, fijó su postura al decir que la demanda de las naciones pobres de obtener una porción del PIB de las naciones ricas para combatir el cambio climático es una pérdida de tiempo, y que el método más justo sería crear un fondo global al que contribuyan todas los grandes emisores de contaminantes.



En ese sentido México propuso crear un fondo verde, basado en las emisiones de gases de efecto invernadero actuales e históricas, PIB y población de cada nación, con el fin de destrabar potencialmente miles de millones de dólares de gasto anual.

Esto quiere decir que los países en vías de desarrollo podrían recibir financiamiento para recortar las emisiones mediante la inversión en programas de energía limpia evaluables y verificables. La financiación climática es una cuestión divisiva en las conversaciones para acordar un marco de trabajo más amplio antes del plazo impuesto por la ONU en diciembre, cuando los ministros de Medio Ambiente de todo el mundo se reúnen en Copenhague.

"De manera realista, uno puede sentarse y pedir una cantidad equis del PIB de los países desarrollados y no obtener nada, o se puede pedir un esquema manejado por los donantes", dijo Fernando Tudela, jefe de la delegación de México en las conversaciones de clima de la ONU en Bangkok, en una entrevista.

El fondo es una de las tantas propuestas que los delegados de 180 países están discutiendo en Bangkok, con el fin de achicar las diferencias en torno a cómo compartir la responsabilidad en la lucha global contra el cambio climático. El bloque G77 de países en desarrollo quiere que las naciones ricas recorten las emisiones entre un 42 y un 45 por ciento por debajo de los niveles de 1990 para el 2020 como parte de un amplio pacto climático en reemplazo del Protocolo de Kioto.

También demanda que contribuyan con hasta el 1,5 por ciento de su PIB para financiar los fondos destinados a los esfuerzos por combatir el cambio climático. Sin embargo, Tudela rechazó las demandas del G77: "Lo que estamos diciendo es que no vemos ningún futuro en eso. No es realista. Lo que intenta hacer el fondo verde es crear un sistema de incentivos positivos para que las naciones en desarrollo hagan más", señaló entonces Tudela.

De ese modo, los países en desarrollo recibirían más de lo que dan, mientras que las naciones ricas sólo podrían obtener menos de lo que contribuyen. Los fondos serían administrados por Naciones Unidas y operados conjuntamente por ambos grupos de países.

Tudela dijo que la clave es comprometer a las naciones en desarrollo, que actualmente no están obligadas bajo el Protocolo de Kioto a limitar sus emisiones.



Felipe Calderón se compromete

En ese mismo ámbito el presidente de nuestro país Felipe Calderón, lamentó "el escepticismo y la incredulidad" que aún prevalecen en el mundo frente al cambio climático a pesar de los desastres naturales que ha provocado.

"El cambio climático es uno de los retos más grandes de nuestro tiempo. Es una amenaza, y hay que entenderla como tal, que exige movilizar el esfuerzo de toda la humanidad", dijo el mandatario al inaugurar hoy un Foro Global de Energías Renovables con expertos sobre la materia en León, estado de Guanajuato.

Según Calderón, pese a que en los últimos años se han producido maremotos, huracanes más intensos, sequías e inundaciones en distintos lugares del mundo, la comunidad internacional aún no toma conciencia plena de la gravedad del problema.

"Tenemos que actuar ahora porque de no hacerlo los daños al patrimonio natural de la humanidad y de la patria, y los daños económicos, incluso, serán inconmensurablemente mayores a los costos en los que tengamos que incurrir para revertir o atenuar, por lo menos, el cambio climático y el calentamiento global", agregó.

El presidente de México recordó el compromiso de su país de reducir las emisiones de carbono en 50 millones de toneladas por año a partir de 2012, un esfuerzo que es "una contribución modesta, pero importante" para una economía emergente como la mexicana, añadió.

Señaló que su Gobierno se comprometió a reducir su dependencia del petróleo, tanto energética como para los ingresos públicos, y a "acelerar el paso en energía renovable".

Recordó que de 2007 hasta hoy la inversión en energía eólica en México es de 4.000 millones de dólares, y que el país mantiene el propósito de lograr que en 2012 el 4% de la energía generada provenga "de la fuerza del viento".

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